Muchas veces pensamos que las cosas están predestinadas a ser de una forma un otra... Pero qué pasa cuando tu mismo eres el creador de tu vida? Cómo se puede descifrar el camino correcto? Cómo sabemos si lo que estamos haciendo lo indicado para obtener lo que queremos? Las entradas de este blog han sido escritas gracias a experiencias de vida todo lo expuesto son enseñanzas de ese camino y por medio de ellas descubrirás técnicas que pueden ayudarte a comenzar...
LA VIDA NOS ENSEÑA A CAMINAR PERO NOSOTROS DECIDIMOS A DÓNDE NOS LLEVA!

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Soy Venezolana con 3 años viviendo en Madrid. De profesión, Comunicadora Social, Publicista y Comunnity Manager. De corazón, escritora, fiel apasionada y practicante Feng Shui y terapias alternativas. Llevo este proyecto para ayudarte a que logres: Canalizar tu energía interior, asumir el "Si puedo", solventar crisis personales, alcanzar tus metas, abrirte al Universo para recibir lo que por derecho divino te corresponde, mejorar tu estilo de vida mediante el positivismo y el agradecimiento, practicar la Ley de la Atracción y SER FELIZ!! Te brindo prácticos consejos y te muestro cómo puedes tomar las riendas de tu destino y crear tu propia realidad.

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martes, 13 de septiembre de 2011

Superar una pérdida...


No existe una receta médica que diga cómo superar uno de los dolores más fuertes del ser humano... Con este artículo tampoco pretendo darles claves de autoayuda, porque como todo dolor, es un proceso y no hay atajos... Hay que vivir pero consciente de la vida.... Muchas veces en la vida tenemos pérdidas importantes. Una de las pérdidas más dolorosas es la muerte de un ser querido. No es fácil decir un adiós definitivo a las personas que hemos amado, con las que hemos compartido momentos importantes de nuestra vida. La perdida de ese ser es el suceso más doloroso para el ser humano. Frente a ello, parece que no hay consuelo alguno ni una receta de pasos a seguir, cada individuo canaliza su dolor de forma diferente y lo único que podemos encontrar es apoyo emocional, para soportar ese dolor. La muerte es parte del ciclo de la vida, un día llegamos al mundo y otro día nos iremos, y, aunque muchas religiones y creencias discrepan en cuanto a lo que sucederá luego de la muerte, si hay vida después de la vida, si existe reencarnación o resurrección, si hay infierno y cielo después de morir, o si hay un ciclo de karma de nacer, morir y reencarnar, entre otras, todos los seres humanos, independientemente de nuestra raza, credo o religión, tenemos que admitir que la muerte es definitivamente parte de todo ser vivo, bien sea del mundo animal, del mundo vegetal o del ser humano, todos los seres vivos, en algún momento de la vida dejamos de existir, sin lugar a dudas, la muerte es parte de nuestra existencia terrenal.
Hay ciertos patrones de conductas que comúnmente son repetidos en los círculos familiares, donde ha partido un ser querido de forma inesperada, algunos de estos factores pueden presentarse también, cuando la familia está anticipadamente esperando la muerte de un familiar por conocimiento de su estado de salud, pero estos patrones de conductas, generalmente están presentes en mayor grado de afectación, cuando la partida del ser querido, es una sorpresa para todos:

La Culpa: es uno de los sentimientos mas dañinos, que puede experimentar una persona, y cuando se trata de una culpa por algo que hicimos o debimos hacer, pero que ya no se puede remediar el error, es mayor la influencia de ella sobre nosotros; cuando nos sentimos culpables, y hay oportunidad de reparar el daño ocasionado, hay cierto nivel de paz, pero en el caso contrario, no hay nada que nos ayude a reparar lo irreparable y esto causa mas que culpa, frustración, impotencia, y desesperanza.

Ante estos sentimientos de culpa, lo primero que hacemos es reprocharnos y condenarnos por nuestros errores, y muchas veces, aunque alrededor de nosotros hay una gran cantidad de personas apoyándonos, son los sentimientos de culpa los que nos envuelven y atrapan nuestros sentimientos, descargando sobre nuestras mentes atribuladas, una carga de reproche y condenación, por lo que consideramos somos extremadamente culpables.

- ¡Si yo no le hubiera dicho!
- Si yo me hubiese quedado con el o ella
- ¡Si no yo no hubiese peleado con el o ella!

La Desvalorización: ocasionada por el sentimiento de que valíamos cuando esa persona estaba entre nosotros, pero que ahora que ya no está, ya nada tiene sentido y nosotros mismos ya no tenemos razones para vivir:

- Mi vida ya no tiene sentido.
- Para que vivir si ya no está.
- Ya no tengo ganas de vivir.

Nuestro sentido de valor propio, no debe estar basado en la existencia de otras personas, valemos por nosotros mismos y el hecho de que esa persona valía en gran medida para nosotros, no significa que al ya no estar, nosotros carecemos de valor, seguimos valiendo igual, nuestras vidas siguen teniendo sentido, nuestro valor propio no cambió, solo ha cambiado nuestra manera de ver la vida, pero todo lo que sentimos en ese momento, es un sentimiento aparente, que nos confunde por un período de tiempo, que si no lo atacamos a tiempo, puede volverse una frustración, de por vida.

Cuando una persona, está inmersa en ese abismo de auto-condenación, de desvalorización de su propio sentido de existencia, empieza a experimentar una serie de desmotivaciones que le van llevando a otras etapas mas preocupantes.

- Desmotivación por el cuidado de su aseo personal.
- Desmotivación por el arreglo de su casa, habitación, oficina, etc.
- Desmotivación por hacer actividades productivas que le ayuden.
- Desmotivación por su salud, emocional, física y espiritual.

Estos sentimientos pueden presentarse de diferentes maneras, algunas están presentándose en el nivel subconsciente y otras están mostrándose en el nivel consciente. Algunos de los comportamientos suicidas que empieza a tener la persona son claramente visibles, al que le rodea, pero otros son menos evidentes:

Comportamientos suicidas:
- No preocuparse por su alimentación.
- No preocuparse por dormir.
- No preocuparse por su salud.
- Tener rebeldía, y hacer cualquier cosa que le perjudique.
- Intentar envenenarse.
- Arriesgarse a hacer cosas peligrosas, deseando internamente morir

El aislamiento: otra forma de dañarnos emocionalmente, si nos enfrentamos a la soledad continuamente, nos estamos permitiendo mas tiempo con nuestro ser que está siendo altamente atacado con sentimientos de derrota, frustración, inutilidad, culpabilidad y condenación, y esto lejos de alejarnos del dolor, nos hace participe de un ciclo de dolor, que continua amenazando una y otra vez nuestra estima, y nuestra paz. La persona que sufre la pérdida se aleja de sus hijos, padres, amigos, hermanos, cónyuge, y otras personas, que aunque e/ella no ha tomado tiempo para reflexionar en ello, desafortunadamente estas personas también tendrán que partir próximamente y el se está perdiendo de los últimos tiempos de su vida, pensando en el que ya no está. En vez de aprovechar de invertir tiempo, en los que le acompañan.

Cuando nos aislamos perdemos la oportunidades de:

- Sentirnos apoyados moralmente por otros.
- Recibir consuelo acerca de lo que estamos sintiendo.
- Recibir consejos acerca de cómo podemos salir rápido de ese dolor.
- Recibir afecto, abrazo, cariño, ternura de otros.
- Conocer el grado de afecto, comprensión y amor que otros sienten por nosotros, etc.

Problemas de sueño y alimentación:
El dormir y la alimentarse, son las dos hábitos mas naturales del ser humano, y también son los mas cooperadores con la salud de la persona, pero son los mas fáciles de vulnerar y alterar cuando las personas, están confrontando problemas. Cuando hay una partida, estos son los principales hábitos afectados, las personas se distorsionan emocionalmente y no sienten motivación alguna por comer y tampoco sus mentes les permiten alcanzar el sueño.

Aunque son factores que inevitablemente se alteran, esto no necesariamente implica de que no haya solución, es verdad que es difícil tratar de controlar la falta de apetito, o la ansiedad de comer demasiado, y el insomnio o por el contrario el alto grado de soñolencia, pero para eso, están disponibles, la ayuda médica, y es necesario que conscientemente la persona busque ayuda en esas dos áreas, a penas se esté sintiendo afectada.

El dolor, es un proceso por el cual todos pasamos una y otra vez, mientras estemos en este mundo, hay diferentes tipos de dolores, diferentes intensidades del dolor, y diferentes maneras como lo enfrentamos.

La manera mas equivocada de enfrentar el dolor es “enseñorearlo” esto implica darle mayor valor en nuestra vida del que realmente tiene, permitir que nos esclavice, y que nuestros sentimientos, pensamientos, emociones, y decisiones estén basadas en el, porque esto implicaría hacerlo el señor de nuestras vidas. No podemos hacer de el dolor el señor de nuestras vidas, así como tampoco debe ser nuestro señor el temor, ni la confusión, ni la preocupación, ni la frustración, ni ninguna cosa que nos cause dolor.

El dolor existe, pero también existen dos maneras de enfrentarnos a el: dejarnos atrapar o huir de él. Usted debe escoger: ser esclavo o libre.
Es necesario confrontar a la muerte, aceptarla, admitirla y tomar una decisión consciente de asumir una posición acerca de que sucede después de la muerte; Es necesario tomar decisiones serias acerca de cómo vivirás tu vida, mientras vivas, para que en la otra vida, sea para ti reencarnación o resurrección, seas feliz y no tengas que ser juzgado por tus hechos en esta vida, en el caso del juicio final si es lo que crees, o para no sufrir en la otra vida, en el caso del karma si crees en la reencarnación.
Hay que aprender a hacer frente a los hechos, aceptando aquellos que no pueden cambiarse. Hay que integrarlos. Dejar de luchar y seguir adelante centrando los esfuerzos en aquellos que sí se pueden hacer. “No es la dureza de la madera lo que le permite al sauce hacer frente a las tormentas, es su flexibilidad”. Debemos aceptar lo que no podemos cambiar.
Lamentablemente cuando pensamos en las pérdidas, tenemos en mente la muerte de nuestros seres queridos, sin embargo, a lo largo de nuestras vidas, las pérdidas son un fenómeno mucho más amplio. Perdemos no sólo a través de la muerte, sino abandonando o siendo abandonados, cambiando, soltando ataduras y siguiendo adelante.

Asumir adultamente el dolor del adiós requiere permitirnos sentirlo, sin avergonzarnos, sin aislarnos y sin vernos como víctimas indefensas, sino como parte de un proceso de aprendizaje existencial. La muerte no es enemiga de los seres humanos, es un evento natural, equivalente al nacimiento, los dos son dolorosos, inevitables y transcienden al ser humano.
Cuando perdemos a un ser querido, su ausencia puede afectar de forma grave las relaciones que tenemos con el mundo y con otras personas.Así, es normal que durante el período de duelo sintamos que nuestra realidad se ha hecho añicos, que nuestro sentido de la vida se ha perdido y que sintamos que nuestra personalidad o nuestro corazón se ha roto. Siempre será bueno que se exprese y se comparta los sentimientos con sus otros seres queridos, de esta forma se dará cuenta que ellos piensan y sienten lo mismo.
El duelo tiene unas etapas por las cuales transcurre el proceso de recuperación, que son muy parecidas a las etapas por las cuales una herida pasa hasta que queda la cicatriz. Las reacciones que se presentan son totalmente normales, y esperables ante la pérdida de un ser querido, y son comunes a todos. Sentirá muchas cosas, algunas de ellas nuevas, extrañas, angustiosas y muy dolorosas. Entre estas están: incredulidad, confusión, inquietud, oleadas de angustia aguda, pensamientos que se repiten constantemente y que no logra quitarse de la cabeza, boca seca, debilidad muscular, llanto, temblor, problemas para dormir, pérdida del apetito, manos frías y sudorosas, náuseas, bostezos, palpitaciones o mareos. Pero todas ellas no dicen que usted esta enfermo. Reconócelas, exprésalas y compártelas con tus familiares.Te darás cuenta que muchos o todos ellos también sienten lo mismo.

Es como la limpieza de una herida: aunque duele mucho al principio, a medida que ésta va cicatrizando el dolor será menor. No obstante, la pérdida de un ser querido no se "supera": uno se "recupera" de las pérdidas, más estas nunca se superan; molestarán de vez en cuando, como lo suele hacer una cicatriz.




(Para quienes hallan sufrido una pérdida de algún familiar)

Si me amas...

Si me amas, no me llores
Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo...
Si pudieras oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos...
Si pudieras ver los horizontes, los campos y los nuevos senderos que atravieso...
¡Cómo! ¿Tú me has visto y me has amado en el país de las sombras 
y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?
Créeme!
Cuando la muerte venga a romper tus ligaduras 
Como ha roto las que a mi me encadenaban 
Cuando llegue el día que Dios 
Ha fijado y conoce,
Y tu alma venga a este Cielo
En el que te ha precedido la mía...
Ese día volverás a verme,
Sentirás que te sigo amando y te ame, 
Encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas
Volverás a verme en transfiguración,
En éxtasis feliz...  
Ya no espero la muerte,
Sino avanzando contigo te llevo de la mano
Por los senderos nuevos de luz y vida, 
Enjuga tu llanto
Y no llores si me amas....

viernes, 9 de septiembre de 2011

Curas Internas

En entradas pasadas hemos visto que muchas de las veces que nos enfermamos las raíces son emocionales. Esto puede ir desde pequeñas cosas que nos pasen la vida diaria hasta grandes traumas infantiles, muchas veces inconscientes: los maltratos, los divorcios, los abusos, los gritos y la violencia doméstica. No tenemos que haber sido protagonista de estos hechos, pero el sólo estar de testigo ya nos involucra y crea en nuestro organismo mecanismos de defensa que proyectamos en nuestra vida de adulto y, es lo que nos hace más propensos a "sufrir" por aquello que rechazamos, por aquello a lo que nos negamos y pensamos: "es que soy así", "esta es mi forma de ser"... Y si, es tu forma de ser que ha sido moldeada desde que naces por factores ajenos a ti, son miedo internos producto de traumas infantiles... Ahora veremos de qué y por qué nos tenemos que desprender: 

- El orgullo: es aquello que nos hace sentir que nuestro ego está herido por cualquier circunstancia dolorosa que hayamos atravesado. Mientras más orgullosos somos más sensibles somos... Sentimos que el dolor es tan grande que no podemos soportarlo y mientras más lo sintamos más difícil se hace sanar las heridas. El problema está, en que la mayoría de las persona no acepta que algo les dolió pero sienten que no se merecían eso y, lejos de olvidar lo que hacen es recordar día a día, y, peor aún, consciente o inconscientemente sienten que "alguien debe pagar por eso". Muchos de los problemas familiares o de pareja son producto de situaciones conflictivas que han causado alguna herida en el pasado y no han sido sanadas.... La cura para el orgullo es EL PERDÓN, sino aprendemos a perdonar jamás seremos personas sanas. Esta falta de perdón conlleva a enfermedades del corazón.

- El odio: sentimiento infundado, generalmente, en el seno familiar porque es el sitio donde nos desenvolvemos la mayor parte de nuestros días, más aún cuando somos pequeños que es cuando nuestra mente absorbe todo; se puede dar por: competencia y rivalidad entre conyugues, problemas de alcoholismo y drogadicción, divorcios, abandono por parte de alguno de los padres, infidelidades, violencia doméstica, abuso sexual, etc. Como hemos dicho, estos sentimientos no se manifiestan el momento, sino que son mecanismos de defensa que adopta la persona para que "no le vuelvan a herir", no puede olvidar y reparar el dolor pero puede "perdonar" al familiar, en caso que haya sido este el causante, pero se promete internamente que no le volverá a pasar lo mismo. Toda la amargura resentimiento la vierte hacia afuera; si el problema es familiar será con la pareja, círculo de amigos, etc., y viceversa. En este punto podemos comprender porque hay tanto odio y resentimiento social a nivel mundial ya que la población infantil ha sido y es la más maltratada y abusada del planeta y, cuando comienzan a desarrollarse como persona son susceptibles a cualquier herida y están siempre a la defensiva. Hay veces que simplemente no se "perdona" y el odio a muerte es totalmente manifestado, lo cual es igual de perjudicial.

- El miedo: enemigo número 1 del ser humano. Hay muchas personas que no se permiten llenarse de orgullo ni de odio. Perdonan pero igual "temen" a ser heridos, no están a la defensiva, pero sufren el miedo de las heridas. El 100% de los seres humanos le tenemos miedo a algo emocional. Hay personas que se han hecho esclavas del miedo y simplemente no avanzan, por ejemplo: muchas personas que tienen temor de no ser buen padre (porque de pequeño sufrieron en el seno familiar) y deciden no tener hijos. Personas que vivieron divorcios fuertes de ellos mismo o de sus padres y deciden no volver a casarse o no casarse ni una vez; a estas personas les cuesta mucho confiar en una pareja porque "temen", así sea de forma inconsciente, terminar como los padres.

- La amargura: alguna vez te habrás en encontrado con alguien que SÓLO habla de sus problemas y frustraciones. Se puede padecer de amargura y no tener orgullo, ni miedos ni odios, tener un un matrimonio duradero y una familia estable, pero, constantemente te estás "quejando" de lo que te falta. Este tipo de personas no contraatacan a nadie pero siempre están con mal humor, no valorizan las cosas ni las personas que tiene a su alrededor y al final termina amargando a quienes se involucran con ella e incluso creando rechazo, lo cual fomenta en ésta una nueva razón para tener amarguras. Este tipo de persona tiene un déficit de amor, no sabe dar ni recibir afecto.

- La falta de perdón: hay personas que no odian pero no perdonan, que no tienen orgullo pero no perdonan, que no tienen miedo a volver a ser heridos, pero no perdonan, que no andan amargados hablando de sus frustraciones pero no perdonan. Es decir, ellas deciden no pasar la vida amargados, ni angustiados, ni humillando al que le hirió, pero simplemente, dicen entre si "yo olvido pero, no perdono". Esto es una gran trampa emocional, la persona cree estar sana porque no anda hablando de lo sucedido,  porque no anda temblando del miedo, y  porque todavía trata al que le hirió como si nada pasó pero todo esto no es mas que una capa que oculta sus verdaderos sentimientos y emociones. Esta persona simplemente, ha sabido camuflajear lo que realmente siente en su interior dándole nombres distintos, para no admitir que siente odio, orgullo, miedo, amargura y falta de perdón. La mayoría de estas personas, son las que terminan sorprendiendo a la gente, cuando un día, sin previo aviso, sacan todo lo que tenían dentro del corazón, y los demás se quedan sorprendidos porque pensaban que esa situación ya no tenia cabida en sus vidas, que era ya un tema olvidado y se preguntan ¿porque esta persona reaccionó así si se llevaba bien conmigo?. Lamentablemente, estas personas terminan quedando delante de los demás como unas hipócritas ¿Si esta persona tenia todo eso en su corazón, porque me seguía tratando?... Esta persona lucha hasta el final por mantener relaciones favorables, pero en su interior hay un volcán que necesita salir a flote, y es allí, cuando ella descubre de que realmente la situación no ha sido superada. Tal vez, todavía no has llegado a esa etapa, pero necesitas revisar si ya has perdonado realmente o si en realidad el problema esta allí latente, necesitas, estudiarte, analizarte y sincerizarte contigo mismo. Si descubres que no has perdonado, empieza a trabajar en ello.


- La venganza: viene dada por una necesidad de "enseñar" a la otra persona, de dar escarmiento y demostrar que mereces respeto. La venganza es uno de los peores males sociales y familiares que existe y al final la persona termina atrapada en su propia trampa. Muchas veces por querer dar ese escarmiento a la otra persona terminas perdiéndola definitivamente. No necesariamente la persona quiere vengarse de quien le causó el daño, por ejemplo: si una pareja le hizo mucho daño, a la próxima le hará el doble, ésta, no entiende el por qué del comportamiento y huye. Mientras la persona se intenta vengar nacen nuevas heridas y nuevas causas para vengarse formando así un círculo vicioso en el que la persona termina derrotada. La venganza es uno de los peores males de la sociedad.

La cura para todos estos males está en LA PAZ INTERIOR, ésto no algo que se recibe por pastillas, por terapias psicológicas, por una religión o por los ejercicios de Yoga; la paz interior se consigue tomando decisiones sobre ti mismo con voluntad.. Todos en momentos de desesperación hemos buscado elementos externos que "nos curen", así como cuando nos enfermamos físicamente y creemos que es "por el clima" y no porque tenemos algo guardado.No puedes pretender tener paz interior si no perdonas, si odias, si te dejas amargar por el pasado, si has decidido no perdonar y mucho menos, si decides tomar la justicia en tus propias manos.  

Si quieres que tu vida fluya decide perdonar, decide ser agradecido con la vida, decide olvidar el error, decide no hacerle agravio a otros aunque te hayan herido. No puedes ser un río de dos fuentes o eres amargo o eres dulce, o eres valiente o eres débil, o eres feliz o eres un desdichado, o eres una persona con buenos sentimientos, o eres perverso. Tu decides qué quieres ser. La paz interior sólo se consigue en un corazón perdonador, un corazón lleno de amor, un corazón que se esfuerza intentando sobreponerse a las viejas heridas, y dejando todo atrás.